17 abr 2011

Tacheles en decadencia




Pasé por Tacheles hace aproximadamente 18 años. Una sucesión de talleres, con individuos de lo más variopinto, trabajaban en áreas abiertas compartiendo espacio e incluso obras. Era difícil diferenciar donde empezaba la obra de un artista y donde acababa la del vecino. Vagando por aquellos espacios descubrías experiencias nuevas, inéditas y peculiares. Allí fue donde descubrí la experiencia artística como una experiencia vital.

El edificio cultural Tacheles (Kunsthaus Tacheles) en la Oranieburger Strasse de Berlín ha sido durante años un centro de creación artística. Este edificio fue en un principio un centro comercial y durante la Segunda Guerra Mundial los nazis lo utilizaron como prisión. Durante los años 90, el edificio abandonado, es ocupado primero por indigentes y después por artistas alternativos.

El edificio en sí mismo era el soporte de obras, recuerdos y experiencias superpuestas. Pasillos y exteriores llenos de graffitis, murales, esculturas, mobiliario, diseño rebosando por todas partes. Una atmósfera de creatividad invadía cualquier rincón de este lugar.



Un amigo, que visitó Tacheles el año pasado, me comentó lo mucho que había cambiado en estos últimos años. Tacheles se ha convertido en un auténtico centro turístico, donde cualquiera puede adquirir una obra como si se trata de un souvenir. En parte ha perdido esa magia espontánea que le hacía tan auténtico.


He leído la noticia de que el banco administrador, el HSH Nordbank, ha comprado el desahucio de un sector de los ocupantes. Por lo visto, desde hace tiempo, hay desavenencias entre el colectivo, que está completamente dividido entre los de abajo, gestores de una cafetería, un cine y una galería y los de arriba, colectivo de artistas. El banco ha aprovechado hábilmente la división para empezar a desalojar el inmueble.

Lo siento. Siento la decadencia de Tacheles con tristeza. Sucumbe la magia del artista frente al truco del trilero.


Dedicado a Wieslawa y a Marius

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