31 dic 2010

Graffitis en Barcelona


Melción & Zulueta Arquitectos 2010

Hace unos años un graffitero (deduzco llamado "Guille") pasó por delante de la persiana de mi estudio y nos dejó su impronta sin más. Reconozco que me sorprendió cuando llegué al día siguiente. Pensé que, puestos a hacer, podía haberse esmerado un poco más y haber "sprayado" alguna imagen más sugerente. Con el tiempo esa imagen pasó a ser un referente, casi un símbolo familiar para nosotros. Entre todas las persianas de la calle, la nuestra tiene alma propia, es la de Guille.

Los graffitis en sus orígenes eran la expresión plástica de la disconformidad, de colectivos marginados por la sociedad. Eran imágenes muy potentes, transgresoras, con colores y trazos muy intensos que marcaban con energia la voz de la discordia. Recuerdo un graffiti del Bronx en New York homenajeando al jefe de una banda asesinado por otro clan, justo a la entrada de su “jurisdicción”. Ese graffiti llevaba años en aquel lugar y era respetado por todas las tribus de la periferia. El graffiti en este lugar pasó a ser bandera de todo un territorio.


Graffiti del Bronx. New York 2001

De vez en cuando me paró a ver algún graffiti y admiro la capacidad artística del autor. No soy capaz de leer el mensaje transgresor, que le supongo a cualquier graffiti, más allá de observar que está ejecutado sobre alguna superficie del espacio urbano no autorizada, pero aún así adivino y disfruto de la técnica y habilidad plástica de su ejecución.

Hoy he leído en un diario que el Ayuntamiento multará a los comerciantes de Barcelona si encargan graffitis para sus persianas y que El Instituto del Paisaje Urbano y la Calidad de Vida ha empezado a aplicar más estrictamente la Ordenanza municipal de 1999.

Desde hace un tiempo, las asociaciones de comerciantes y graffiteros habían llegado a un acuerdo, por el que los primeros cedían sus persianas a los artístas para que estos desarrollaran todo su potencial creativo. Es decir, ciudadanos que comparten un mismo espacio negocian un acuerdo que beneficia a todos, más allá de lo que establece una ordenanza.

De entrada cualquier ordenanza ha de velar por los intereses de todos sus ciudadanos más allá de lo que defina el criterio de los que la redactan. Me parece que aplicar correctivos en forma de multa por parte del Ayuntamiento es una medida torpe, sobre todo si no se proponen alternativas para unos y para otros. Me parece muy ingénuo por parte de la administración pensar que multando desaparecerán los graffitis.

Sospecho que, si realmente esta es la posición de la administración, los graffitis no sólo no desaparecerán sino que aflorarán por doquier y además mejorarán en calidad puesto que a la excelencia técnica que se les aprecia se le sumará el carácter transgresor y reivindicativo de aquellos primeros graffitis del Bronx.

P.D: Voy en moto y paro en un semáforo. Observo a unos operarios del servicio de limpieza que estan retirando con espátulas unas pegatinas del báculo de un semáforo. De cara a salvaguardar la imagen del paisaje urbano, me preocupa mucho más, el chorreo de pegatinas que dejan los cerrajeros en las persianas y en el mobiliario urbano, tipo farolas y semáforos. Además de promocionarse en espacios y elementos públicos y privados sin consentimiento, suponen un gasto para la administración en limpieza. Supongo que este colectivo está libre de toda culpa, puesto que genera puestos de trabajo, que no olvidemos sufragamos todos los ciudadanos, comerciantes y graffiteros incluidos. Sólo falta ahora que los graffitis se hagan pegatinas para que queden impunes.

Ah! y además son fácilmente localizables. Sólo hay que llamar por teléfono.


2 comentarios:

  1. Buena reflexión!
    http://www.facebook.com/pages/Persianes-lliures/135305116516647

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  2. Gracias Ergosum
    The truth, resulta una imagen genial!. Adelante.

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